La bofetada es una acción física sencilla pero cargada de simbolismo e ideas. En la ficción, la bofetada ha sido el desencadenante de fantásticas e interesantes historias. Una de las últimas fue la de la genial serie australiana Slap (2011). La serie adaptó la novela homónima de Christos Tsiolkas y nos mostró las consecuencias de que un adulto le de una bofetada a un niño que no es parte de su familia. Pero hay una historia desencadenada por una bofetada que marcó un antes y un después en la vida de una actriz y en la vida de muchxs de sus espectadores: la de la cinta de culto La última seducción.
Bridget Gregory
Bridget Gregory está casada con Clay, un tipo mediocre obsesionado con ganar dinero a costa de las adicciones de unos cuantos. El traficante vende fármacos con el deseo de saldar las deudas que tiene y hacerse rico. Con el deseo de cambiar de vida junto a su mujer. Lástima que nadie le haya preguntado a Bridget qué es lo que ella quiere hacer con su vida.
El día en el que el traficante Clay da el golpe de su vida, también acaba cometiendo su mayor error. Darle una bofetada a su mujer. Clay le da una fuerte bofetada a Bridget y esta toma una decisión: esta será la última vez que Clay la golpee y su dolor le será devuelto de la peor forma posible. Bridget mete en una bolsa los 700.000 dólares que trajo su marido y se va de casa mientras él se ducha.
Bridget decide ser libre, autosuficiente y una de las vengadoras más interesantes e inteligentes que ha dado el séptimo arte. Interpretada por la actriz Linda Fiorentino, Bridget no es solo un personaje escrito en un guion. Es real. Tan real como tú o yo.
Wendy Kroy
Cuando Bridget abandona su hogar y a su marido, es cuando empezamos a conocerla. Fiorentino construye un personaje femenino extremadamente inteligente, atractivo, ingenioso, seductor y peligroso. Todos estos son los atributos que normalmente solían tener los personajes masculinos de la mayoría de las películas de la historia del cine.
Además, Bridget tenía una particular habilidad, sabía escribir al revés. Por ese motivo, cuando ella pensó en cambiar de nombre para que su marido Clay no la encontrara, decidió llamarse Wendy Kroy, el resultado aproximado de invertir el nombre de la ciudad que dejó atrás, New York.
Wendy viaja dirección a Chicago, pero, de noche, hace una parada en Beston, un pequeño pueblo que no es conocido por la amabilidad de sus ciudadanos con las visitas de la gente de ciudad. Decide visitar un pub nocturno y tomarse una copa. Allí conocerá al joven Mike, un chico que se queda prendado de ella en cuanto la ve entrar al local. No solo por su belleza y atractivo, sino también por la fuerte personalidad que demuestra hablando con el barman.
Mike tiene ganas de salir del pueblo y nota que ella es una chica de ciudad. Ella está abierta a conocerlo, pero es muy interesante como en este caso, se vuelven a intercambiar los roles que estamos acostumbrados a ver en el cine. Wendy es la que quiere tener una aventura de una noche y Mike es el que busca algo más. Ella es una mujer que habla de sexo sin tapujos. Que mirando a los ojos a un hombre le puede hacer una pregunta sobre sus genitales y si no contesta, meter la mano en sus pantalones para comprobar “la mercancía”.
Mike se acercó a ligar con ella, pero fue ella la que lo sedujo y la que se lo llevó a la cama.
Mucho más que una femme fatale
Muchos definirían a Bridget/Wendy así, como una femme fatale, pero se quedarían cortos en su definición. El personaje que da vida Linda Fiorentino revitaliza esa famosa figura del cine negro dotándola de una profundidad hasta entonces desconocida. Pero sigamos con la historia…
Wendy decide vivir sola. Alquila una bonita casa en Beston y comienza a trabajar casualmente en la misma multinacional de seguros en la que trabaja Mike.
Ambos comparten una relación llena de tensiones y mentiras. Él esconde un secreto sobre su anterior y precoz matrimonio. Ella lo manipula a su antojo, tratándolo como hombre objeto. Objeto sexual y herramienta necesaria para elaborar su estudiada venganza hacia su marido.
Pero Clay, interpretado por un inspirado Bill Pullman, no es tonto. Conoce a su mujer, sus defectos y sus virtudes. Además, contrata a un investigador privado, lo que agiliza que se cierre el cerco en torno a Wendy…
Hasta aquí el breve resumen de La última seducción, si quieres saber cómo termina la historia de Bridget deberás ver la película. No te arrepentirás.
Linda Fiorentino
Los comienzos de Linda Fiorentino están muy relacionados con el cine arriesgado e independiente. Antes de trabajar con John Dahl, director de La última seducción y maestro del cine neo-noir de los 90, ya había trabajado en películas tan interesantes como The Moderns o After Hours a las órdenes de Martin Scorsese.
Su interpretación como Bridget la catapultó a la fama y estuvo nominada a prestigiosos premios como los Bafta o el Independent Spirit Award, que acabó recibiendo.
Daba la sensación de que estábamos ante una nueva estrella de Hollywood, una con una voz muy especial y una mirada que gritaba a voces.
Pero no fue así, su carrera nunca acabó de despegar. Sus nuevos trabajos nunca estuvieron a la altura de su Bridget en La última seducción. Parece que Fiorentino compartía más de una cualidad con su personaje de culto. Era una actriz inteligente, con una personalidad arrolladora y no se dejaba mangonear por las élites heteropatriarcales de las grandes productoras cinematográficas de entonces.
A Fiorentino no se le ocurría asesinar a maridos infieles y maltratadores para que sus esposas cobraran su seguro de vida, como sí hacía Bridget en La última seducción, pero no se mordía la lengua cuando le preguntaban sobre el mundo de Hollywood:
“Hollywood es muy machista. El control y el poder de decisión es masculino. Los hombres eligen y crean mujeres que ellos puedan dominar, mejor dicho, controlar. Como a mí no me gusta estar callada, he tenido bastantes rifirrafes con los ejecutivos de Hollywood. Normalmente, la mujer está allí para que se note que el héroe no es homosexual.”
¿Cómo hemos cambiado?
Hoy en día un personaje como Bridget sería inconcebible en Hollywood. Sus juegos de palabras, su forma de hablar tan directa y atrevida, su inhibición sexual y su capacidad para evidenciar en la figura masculina todo por lo que tenían que pasar las actrices a la hora de interpretar esos personajes, poco más que decorativos, siguen siendo un oasis en la industria cinematográfica.
El movimiento #MeToo nos descubrió a prometedoras actrices que perdieron su carrera por culpa del hombre todopoderoso, pero aún sigue siendo un misterio cuántas Lindas Fiorentino habremos perdido por el camino tan solo por no aceptar lo inaceptable. Cuántas seguimos perdiendo. Cuántas mujeres solo pueden ser completamente independientes, autosuficientes, libres y valientes interpretando a un personaje como el de Fiorentino en una película.
A Bridget fue una bofetada la que le dio la fuerza para cambiar su vida. A Will Smith fue una bofetada la que le cambió la suya. Que una bofetada no sea el motor o el castigo de una sociedad que como Linda Fiorentino solo busca su camino para ser libre.
Si te gusta La última seducción…
Artículo invitado de Las Furias Magazine, revista cultural crítica y feminista de referencia sobre cine, libros, series, arte, música y mucho más. Cultura que ama a las mujeres. No te lo pierdas, visítalas aquí.
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